Directivos Globales
Nosotros, la gente que poblamos y transitamos este mundo, tenemos la esperanza de nuevos tiempos.
Soñamos y seguimos dándonos aliento de que ya vendrán, que se acercan, que llegarán los cambios, pero esos ansiados nuevos tiempos, se hacen esperar.
La verdad es que aun en el lugar más remoto del mundo, en cada pueblo y en cada pequeña o gran ciudad, cada día se nos hace todo un poco más difícil.
Cuesta luchar contra el pesimismo. Es que cuesta encontrar aciertos, encontramos pocas ideas nuevas y de ninguna manera encontramos propuestas superadoras. Todo más de lo mismo, en todos los ámbitos, en todos los sectores, en todas las ciudades, en todos los países.
¿Que está haciendo falta en nuestro mundo tan globalizado, tan internacionalizado, tan interrelacionado, para que esto cambie? Que nos está faltando para pasar del pesimismo al optimismo? ¿Que hace falta para que se concreten nuestros sueños y anhelos?
Nos están faltando “Dirigentes Globales”.
Si tal cual, nos está faltando una dirigencia, que además de honesta, inteligente y preparada, tenga una visión global. Hablamos de dirigentes con funciones ejecutivas y legislativas y también de los dirigentes empresariales.
Necesitamos con urgencia una nueva dirigencia global. Y es que la falta de visión global, los lleva a gestionar mal. A los dirigentes, nos solo les faltan ideas nuevas, les falta escuchar a la gente.
Quizás, no se enteraron todavía de los nuevos tiempos y llevan años haciendo más de lo mismo y construyendo un relato único, con un modo de actuar único, que solo los aleja más de la gente y esto en cada pueblo, ciudad o en cada país. De ellos, hoy requerimos una conciencia y una mentalidad con ideas globalizadas.
Actualmente nada distingue tanto y de modo más asombroso, nuestro tiempo, que la globalización, la interacción empresarial y la aparición de las redes sociales.
Nosotros, los terrenales dirigidos, requerimos con la urgencia y con los tiempos acelerados de nuestro mundo actual, nuevas estrategias políticas y empresariales, con nuevas estructuras, que nos contenga a todos.
Todos, en más o en menos, podemos competir en igualdad de condiciones. Todos podemos imaginar el desafío de una integración global, pero con lo que no podemos luchar, es con la corrupción, con la falta de intereses mutuos, con el egoísmo personal.
Demandamos dirigentes globales, que comprendan los nuevos tiempos, la intercomunicación y complejidad de las modernas y desafiantes operaciones comerciales, las innovaciones tecnológicas y el acercamiento de las culturas, son los cambios que chocan con un relato único y del pasado dirigencial.
A esos dirigentes, nos dirigimos, a esos les solicitamos que nos escuchen. Cada día, a cada hora, en cualquier y ultimo rincón de este mundo se nos hace más difícil llegar a nuestros dirigentes.
La verdad sea dicha, no hay forma ni de acercarse ni de llegar y menos de reunirse con ellos. Están en otro mundo. Es como si estuvieran en otra dimensión. Están allá, en el “Olimpo” de los dirigentes.
Y nosotros, en pueblos, en ciudades, con nuestro diario vivir y acontecer, con nuestras ideas, con nuestras propuestas, con nuestras necesidades, pero con ganas de integrarnos al mundo, con ganas de hacer y de vivir más allá de la política y de la riqueza, permanecemos en esta dimensión, en la terrenal.
Evidentemente se acortan los tiempos y estos dirigentes globales, a los que les demandamos cambios, les decimos, que es difícil doblegarnos.
Nosotros somos militantes del cambio y de los nuevos tiempos, no queremos quedarnos callados y ser luego sobrevivientes de un relato temporal.
Por eso, queremos e insistiremos ante nuestros “dirigentes” en la necesidad de cambiar y seguiremos exigiendo modificaciones de conductas y apoyaremos nuevas propuestas.
Y esta exigencia, no la hacemos por nosotros, ni por lo mal que están conduciendo el mundo actual, lo hacemos por nuestros hijos, ni por poder, ni política, ni por pertenecer, ni por compartir su riqueza.
Necesitamos dirigentes globales, en la esfera que les toque actuar, que comprendan los derechos universales, a la salud, a la alimentación, a la educación, a la seguridad. Dirigentes globales, que contengan la exclusión social, que luchen contra la pobreza creciente, contra la desigualdad, contra la desnutrición y la mortalidad infantil.
Se irán estos dirigentes y vendrán otros, pero lo que no podemos permitir, es que lleguen con este sentimiento que hoy tenemos de los actuales, “son todos más de lo mismo”, porque no logramos hacerles entender que el verdadero flagelo social, es ese relato del pasado y es el que los aleja de la gente.
Los dirigentes actuales, deberán pensar que el “silencio global”, estalla en cada uno de nosotros y está por dar un grito que demanda un nuevo mundo, por el cual y en el cual sea digno vivir.